Encuentro con Sadhguru
- Adriana de Colombia
- 8 jun 2023
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 23 dic 2023
Mary, una colega de la ONU, fue la primera persona en hablarme de Sadhgurú. Estábamos trabajando en la Jamaica y, ese fin de semana, nos habíamos hospedado en un hostal de mochileros en el norte de la isla, cerca de Oracabessa.
Mary me mostró una foto de Sadhgurú y me contó, con su elegante acento británico y su forma algo atropellada de hablar, que había pasado un mes en su ashram en la India.
Pero no, ese no sería el día que descubriría yo a Sadhgurú. Yo estaba acudiendo varias veces por semana a un centro de Kundalini Yoga de Manhattan y me parecía que ese era mi lugar.
Un par de años después, tras aprobarse en la Asamblea General de la ONU la resolución por la que se estableció la celebración del Día Internacional del Yoga el 21 de junio de cada año, la Misión de la India ante las Naciones Unidas invitó a Sadhgurú a la Organización.

Y, claro, ese 20 de junio del 2016 Mary se me acercó para decirme que su gurú dictaría una charla en una sala de conferencias a la hora de almuerzo. No recuerdo las palabras precisas que pronunció Sadhgurú en la charla.
Sólo recuerdo que me dejaron fascinada y que, de inmediato, le sugerí a Mary que bajáramos al podio a saludar a su gurú. Extrañamente, ella se resistió… Farfulló algo así como que le daba vergüenza molestarlo, pero yo la tiré de un brazo y bajamos, casi corriendo, hacia el podio.
Para ese momento, ya Sadhgurú estaba rodeado de un círculo de admiradores, sobre todo de la India. Recuerdo, en particular, que una mujer rusa se estaba inclinando para tocarle los pies a Sadhgurú y que Sadhgurú la detuvo en seco, exclamando: “That’s an Indian problem; it’s not your problem.”
En medio del tumulto, Sadhgurú miró hacia atrás, hacia donde estaba yo, y nuestros ojos se cruzaron por una fracción de segundo. Es difícil explicar lo que vi en los ojos de Sadhgurú. Vi océanos. Vi la infinitud del universo.

El 4 de junio de aquel año me había graduado de profesora de Kundalini Yoga. Ni siquiera había ido a recoger mi diploma todavía.
Pero después de aquella charla de Sadhgurú y de la sesión de Upa Yoga que dictó el día siguiente, de la que lo que más recuerdo fueron unos breves cánticos y la profunda y misteriosa voz de Sadhgurú, que arroba, ya nunca fui a recoger mi diploma.
El 11 de septiembre de ese año, acudí a un curso de Shambhavi Mahamudra. Y ahora Sadhgurú y las prácticas de Isha Yoga forman parte fundamental de mi vida.
Qué suerte conocer a Sadhguru en persona. Gracias por compartir.