El espejo mágico
- Viviana de Argentina
- 19 oct 2023
- 4 Min. de lectura
Esta es mi historia en tres partes:
Balada para la dependencia sexual
El espejo mágico
No es como piensas
Balada para la dependencia sexual
Ingeniería Interior me trajo un cambio que no me había esperado. Había querido cambiar mucho pero en esto no había pensado.
Cuando fui a hacer el curso de Ingeniería Interior en el Institute for Inner Scienes de Tennessee, tenía 36 años, me acababa de divorciar y ya estaba en una nueva relación. Notaba cada vez más el grave error de no haber dejado pasar más tiempo antes de meterme en algo nuevo. Necesitaba tiempo sola para procesar lo que había ocurrido, el corte de 8 años de matrimonio. Casi toda mi vida había estado en relaciones. Largas, cortas, importantes, casuales, amorosas, puramente físicas y la mayoría– innecesarias. Empecé temprano a tener experiencias sexuales: había presión de grupo, luego un sentido falso de aventura (que muchas veces se convertían en desventuras) y también la necesidad emocional y física de estar con alguien.
Mi vida estaba llena de hombres, mis amigas hablaban de sexo, de sus experiencias, pasiones, frustraciones. Era importante ser atractiva. Estar con alguien era lo normal. En algunas ocasiones pasé un tiempo sola pero sabiendo que era algo pasadero o sufriendo si duraba demasiado hasta encontrar la próxima pasión, aventura o relación.
Así estaba cuando fui a hacer el programa de ingeniería interior: en una relación que ya había empezado a fallar pero de la cual dependía emocional- y físicamente. Me inscribí en el curso por la promesa de obtener una “transformación total.” Quería cambiar, empezar de nuevo, convertirme en otra persona.
Al poco tiempo de estar practicando Shambhavi me di cuenta que mi necesidad de tener sexo había disminuido muchísimo, casi desaparecido. Seguía pudiendo disfrutarlo pero no me urgía como antes, no había compulsión. Siempre me había preguntado cómo la gente que no tenía pareja podía vivir feliz.
Muchas relaciones –incluso esta– habían empezado por la necesidad física de estar con alguien. Ahora ya no dependía de eso. Emocionalmente también sentí que no necesitaba a nadie, podía estar muy bien sola. Más tarde me enteré de que Shambhavi Mahamudra Kriya activa las secreciones pineales de una manera enorme, lo que te deja “empapado de dulzura” durante todo el día.
Fue algo completamente nuevo después de tantos años de relaciones y de parecer que tenía que estar con alguien. Tantas veces había terminado en casos que se tornaban complicados, dolorosos o molestos por la necesidad de enrollarme con otra persona. Comenzó una libertad enorme que hasta entonces me había sido desconocida.
El espejo mágico
Otra novedad que se manifestó después de Ingeniería Interior llamaría el “espejo mágico” .
Antes de practicar Shambhavi solía estar convencida de que yo tenía razón, yo era buena, yo era la que se comportaba de manera correcta, yo sabía lo que era bueno y malo, yo sabía cómo había que vivir, yo era la que entendía la vida - y los demás no.
No me acuerdo cuándo comenzó ni cuál fue la primera ocasión en que ocurrió pero al rato de haber empezado a practicar Shambhavi empecé a recibir pequeñas palizas mentales. Esas palizas me mostraban claramente que acababa de hacer algo tonto. Sea que me hubiese comportado de manera arrogante, peleadora o egoísta - todas situaciones en las que anteriormente pensaba que yo estaba correcta y la otra persona equivocada- algo aparecía en mi cabeza que me hacía ver: esto estuvo mal. Fuiste idiota. Así no. Era - y sigue siendo - un mecanismo que me muestra cómo soy de verdad -al contrario de lo que yo pensaba-.
Al principio me resultó un poco chocante ver cada vez la fea realidad de mi misma pero al mismo tiempo me resultó increíblemente aclarador. Prefiero ver la realidad desagradable a tener una imagen falsa. Además me da la oportunidad de cambiar y de frenar errores antes de que se conviertan en algo más grave. Estoy enormemente agradecida por ese regalo que me vino con Shambhavi, es como un espejo mágico: No refleja lo superficial. Muestra lo que se encuentra adentro.
No es como piensas
Antes de hacer Ingeniería Interior siempre andaba llena de pensamientos, a veces me pasaba horas soñando despierta.
Esos pensamientos podían ser agradables o muchas veces desagradables. Recuerdos que me traían rencor, enojo, odio (normalmente en relación con una ex-pareja). Según yo, la otra persona había cometido una grave injusticia contra mí y que volviera el recuerdo era señal de que realmente tenía razón de enojarme.
Me quedaba enganchada en los pensamientos, pasaba otra vez por todo el drama, las emociones, los tormentos y sufría. Una vez terminado, se repetía, repetía, repetía. Eran siempre las mismas escenas, las mismas palabras. Los pensamientos corrían como un tren por mi cabeza, no lograba salir de ellos. Se me ocurrían monólogos y respuestas que en el momento no había podido decir. A pesar de la venganza imaginada terminaba exhausta y de mal humor después de una furia revivida.
Una de las primeras cosas que ocurrió al empezar a practicar Shambhavi es que mis pensamientos aparecían al lado mío. Podía verlos claramente y darme cuenta que eran algo que se formaba solo, no era yo. Durante una conversación con alguien me estaba empezando a enojar y de repente vi mi enojo como estructura emocional delante mío. De esa manera logré no expresarlo (lo cual me salvó de consecuencias negativas.) Ahora podía ver mis pensamientos y emociones desde una distancia, como un proceso que ocurría en mi mente, no como una realidad.
Los pensamientos siguen viniendo, a veces buenos, a veces malos. Pero ya no me llevan como la corriente. Ahora me doy cuenta y los ignoro. Y con eso muchos de ellos fueron desapareciendo.
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Balada para la dependencia sexual
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