La aventura de equilibrar cuerpo y alma
- Jorge de México
- 27 abr 2024
- 2 Min. de lectura

Siempre he tenido una relación íntima con la comida. Respeto cada ingrediente y disfruto celebrando los alimentos en espacios que me permitan apreciarlos al máximo.
Hace unos 8 años, mi cuerpo empezó a pedirme que dejara la carne, así que comencé a explorar una alimentación más saludable y en armonía con mis necesidades. Participé en un taller de ayurveda, el cual cambió la forma en que cocino y combino los alimentos.

Mi experiencia en el ashram (Isha Yoga Center) en Coimbatore, especialmente en el Biksha Hall (comedor), fue increíble. Quedé deslumbrado por las recetas, los sabores y la calidad nutricional de los alimentos que probé allí.
Después de participar en programas avanzados e incorporar más prácticas de yoga, me resultaba fácil seguir una dieta equilibrada en el ashram, donde todo está diseñado para apoyar nuestra práctica espiritual. Pero al regresar a la vida social activa... ¡uf!
Uno de los mayores desafíos que enfrento es coordinar mis horarios de comida con mi práctica espiritual y la vida social. A veces, la prisa de la ciudad complica las cosas, y termino cenando muy tarde, alrededor de las 21:00. Esto me hace sentir más cansado y agotado al día siguiente, especialmente porque también practico escalada en roca, que exige mucho a mi cuerpo.

Debido al desgaste físico que genera la escalada, he vuelto a incluir la proteína animal en mi dieta, ya que mi cuerpo la necesita. Pero también escucho las necesidades de mi cuerpo energético, y equilibrar ambas alimentaciones es todo un reto.
Hay días en los que lo logro y otros en los que no, pero al final, lo más importante es disfrutar de la comida sana, mis prácticas de yoga y seguir adelante con mis actividades, ¡es lo que me motiva en la vida!

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